
Y ciertamente 50 años de revolución constituyen una proeza.
Una revolución que lo abarca todo: lo político, cultural, institucional, lo moral, la salud, la democracia real, la solidaridad, la autogestión, la soberanía, la dignidad, la independencia real y plena.
Eso significa la inmensa revolución cubana, ejemplo y faro de luz para el mundo.
Fidel se elevó como el estadista mayor y ha sido la voz de los oprimidos en el mundo.
Y Cuba bajo su prédica y ejemplo ondea en su cielo libertario una estrella solitaria que baña de luz los Cinco Continentes.
50 años de solidaridad sincera con los pueblos, de amor por los oprimidos; sin pasar factura ni esperar nada a cambio. Un ejemplo del ser revolucionario y por eso viene cosechando la más amplia solidaridad a nivel mundial cuando es atacada, de ahí que con la causa de los Cinco todo un mundo se ha puesto de pie para abrazar su causa y darle un respaldo sincero.
50 años de resistencia en las condiciones más difíciles. Con errores innegables, y Martí lo decía “hasta el sol que nos alumbra tiene su sombra”, pero sus logros están a la vista: salud, educación, deporte, desarrollo científico, dignidad, decoro.