miércoles, 13 de febrero de 2008

Alfonso Torres Ulloa pone a circular Obra de Duarte

El poeta y escritor Alfonso Torres Ulloa puso a circular el pasado lunes 11 de febrero su libro "Duarte, reto de los Democráticos", en un concurrido acto en el local del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y en la prersentación hicieron uso de la palabra el Dr. Víctor Villegas y el señor Iván Rodríguez, quien prologó la obra.
Don Víctor Villegas ponderó las cualidades de intelectual comprometido con los más nobles intereses de la patria del autor.
Al tiempo que dijo identificarse con los criterios del autor de reivindicar la ética duartiana. De igual modo ahondó en la crisis de valores y fundamentalmente en el sistema educativo nacional que afectan a la sociedad dominicana.


En esta oportunidad dejamos las palabras de presentación pronunciadas por Don Iván Rodríguez.
Palabras de Presentación
Por Iván Rodríguez

Duarte y nuestra meta de alcanzar sus ideales de patria libre y soberana.
Los ideales del padre de la patria Juan Pablo Duarte es una obra inconclusa desde el momento que los sectores conservadores encabezados por los hateros, declararon a los padres de la patria traidores y se adueñaron del poder, negociaron nuestra soberanía y truncaron los bellos ideales de duarte, de Patria libre y soberana, prospera y feliz.
Esa facción o fracción apatrida se ha prolongado en el tiempo, con muy ligeros y contados momentos donde los verdaderos dominicanos han podido lograr el poder, pero por breve tiempo porque el grupito de malos dominicanos con su basta experiencia y su poder económico y su contubernio con las potencias extranjeras ha logrado imponerse por la fuerza de las armas, de las artimaña o el fraude, nuestro país conoce de gobiernos liberales con un alto contenido patriótico muy breve en 1844- con la Independencia, 1865 con la Restauración, 1963 con el gobierno de Juan Bosch y 1965 con el gobierno en armas del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, después toda la vida de la nación ha estado gobernado por los descendientes directos o ideológicos de los Santana, Báez, Trujillo y Balaguer, que le han servido fielmente a las potencias extranjeras que nos someten, saquean nuestras riquezas, dejándonos en la miseria, cercenan nuestra soberanía y nos hacen ser extranjeros en nuestra propia tierra.
Desde siempre la resistencia patriótica no ha cesado en busca de materializar los bellos ideales de nuestros patricios, recurriendo a diversas formas de lucha y buscando que los sectores afectados por esas políticas que nos imponen desde fuera, puesta en marcha por los malos dominicanos seamos capaces de darnos un proyecto de nación viable de acuerdo al pensamiento y los ideales duartianos y alrededor de él unirnos y luchar hasta alcanzar el poder para materializar las transformaciones sociales y políticas acorde al proyecto de nación soñado por el Padre de la Patria.
Pero ese grupito de malos dominicanos se ha encargado de mantener dividida la nación y los sectores progresistas y revolucionarios, a través de los más diversos métodos y formas que impidan que ese proyecto de nación encuentre cabida en el seno de los diversos sectores afectados por la desnacionalización a que someten a nuestro país. División, sectarismo, vanguardismo, oportunismo, la conversión de la política en negocio y no como lo planteó Duarte, y el bombardeo por todos los medios de políticas exógenas que han buscado y logrado la dispersión de lo más sano de la patria, lo que sin duda le ha permitido a esos descendientes de Santana mantener el poder y hacer del país lo que le ha dado la gana.
Son muchos los dominicanos y dominicanas que ante las penurias de la nación, ante la enajenación de la soberanía evocan a Duarte y hacen lo posible para que abrevemos en su rico ideario y nos impregnemos del patriotismo que necesitamos para que empujemos la lucha por rescatar la patria de manos de ese pequeño grupo de 20 familias que la tienen como su patrimonio, y seamos capaces de unirnos y arrebatarle el poder para instaurar un gobierno que haga de la patria un lugar de prosperidad y felicidad para todos los dominicanos.
Entre esos dominicanos que hoy levantan esa necesidad de volver a los ideales de Duarte para que enrumbemos la lucha por el camino del rescate de nuestra verdadera independencia y soberanía está Alfonso Torres Ulloa quién en este libro pretende llamar la atención de los sectores Patrióticos, Democráticos, progresista y revolucionarios para que retomemos a Duarte, unamos la nación y materialicemos sus ideales.
Al prologar este libro de Alfonso Torres Ulloa, un talentoso joven intelectual y patriota, tengo presente el contenido de sus criticas a la Izquierda, al defender su sana preocupación por el derrotero que lleva el país y la disgregación y división de los sectores de las fuerzas progresistas y democráticas y la necesidad que plantea de retomar el ideario y ejemplo del patricio, tomo en cuenta su sana inquietud por el encauzamiento de la revolución sobre la base de las tradiciones patrióticas de nuestros héroes y principalmente el ejemplo y el pensamiento de Juan Pablo Duarte.
Que se abran cien flores y compitan cien escuelas del pensamiento, porque podemos tener diferencias con lo que plantea o como lo plantea, pero se debe reconocer que lo hace con responsabilidad y altura, siempre con la visión que debemos modificar una conducta que no nos ha permitido sembrar la izquierda en el corazón del pueblo, y él lo plantea a partir de Duarte, nuestro padre de la patria, el héroe inmaculado.
Una parte de sus críticas son justas y a la hora de analizar esta obra debe servirnos para reflexionar porque dichas críticas no parten de alguien que quiere joder a la izquierda o hacerle un flaco servicio al enemigo, sino de un patriota no organizado que le duelen las dificultades por las que atraviesa el proceso y que quiere contribuir al avance del mismo y considera que para eso debemos retomar el camino de los patriotas.
Podría verse que en su defensa a Duarte, el ideólogo y propulsor del movimiento independentista margina a los demás padres de la patria, Sánchez y Mella, considero que su intención no es restarles meritos a los demás, sino que se inspira en el ejemplo de Duarte como la cabeza más preclara y pura de ese proceso.
En la lectura del contenido de este libro, el lector advertirá como el autor expresa la amargura en el que él patricio vivió y murió, puro viendo y sufriendo impotente como se entregaba la patria, como se corrompía el movimiento salpicando sectores que habían jurado fidelidad y como entregaban la patria a la anexión.
El movimiento independentista fue el blanco del enemigo, que primero lo subestimaron tachando el esfuerzo como de muchachos y luego aplicaron toda clase de represión incluyendo el destierro, el encarcelamiento y el fusilamiento y Duarte como ideólogo y propulsor de la idea de independizar la patria se convirtió en el enemigo más perseguido, el blanco, por la creencia de que si se elimina la cabeza, el movimiento se disgrega, primero por los haitianos y luego por el grupito de apátridas, los cuales hicieron todo lo posible por mantenerlo alejados del país, a pesar que siempre estuvo dispuesto hasta sus últimos años a honrar la enseña tricolor con su sangre.
Cuanto duele y cuanta indignación e impotencia sentimos ver como los descendientes de los Santana, Báez, Trujillo y Balaguer y Leonel venden la patria, como se gobierna para que esas 20 familias y el gran capital extranjero y nacional se roben las riquezas del país y sumen en la más espantosa miseria la mayoría de nuestro pueblo, y como sobre exploten a los dominicanos en beneficio de ese grupito.
Y hoy como ayer los que se suceden en el poder los vemos a las órdenes del imperio, cumpliendo mandatos de los procónsules que ese imperio tiene como embajadores en el país, lo que nos hace sentir que ciertamente cuanta falta nos hace Duarte, cuanto nos pesa que los dominicanos no dominemos su ideal, y eso permite que no se haya podido escarmentar a los traidores como se debe y que los buenos y verdaderos dominicanos seguimos siendo víctimas de sus maquinaciones, principalmente la juventud, a la cual se le está robando no solo la memoria histórica sino la esperanza y los sueños y su orgullo de ser dominicano y duartiano.
La mejor forma de educar es con el ejemplo y Duarte es el más vivo ejemplo de dignidad, decoro y amor por la patria, es el ejemplo para la juventud en la que él tanto confiaba para dirigir los destinos de la patria por un sendero de Patria Libre, soberana y feliz.
En esta obra el autor quiere dar a conocer de puño y letra del patricio parte de su ideario, y en las últimas dos cartas que están incluidas, deja claramente establecido que la defensa a la Santa Causa del país acompañó a Duarte hasta la tumba, que nunca dejó de luchar porque se concretizara el país que soñó, libre y soberano, no atado a ningún imperio y no sea jamás colonia de nadie, por eso su sentencia de que nuestra patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla.
Un aspecto de trascendental importancia de la obra es que el autor destaca la extraordinaria dedicación patriótica de toda la familia Duarte Diez, padres, hermanos, tíos, su desprendimiento para con la patria, porque ellos más que nadie supieron lo amargo de vivir sin patria por culpa de los apátridas, traidores y anexionistas.
Fue una familia de honor, hasta el punto que el menor de los hermanos Duarte Diez, Manuel, cuando a Juan Pablo Duarte lo declararon traidor a la patria junto a Sánchez y Mella, el impacto de tal felonía le hizo perder la razón.
La Familia fue desterrada, entre ellos Manuel, a los que, después de años de penurias, Buenaventura Báez por el reclamo popular le escribe una carta a las ya ancianas hermanas del patricio señalándoles que podían volver al país y Manuel al conocer dicha noticia al parecer recobró la razón y le señaló a sus hermanas que primero muerto antes de volver al país, por la afrenta de que fueron objeto los Duarte y el estandarte más puro, Juan Pablo.
Duarte se mantuvo sano de juicio y de corazón, porque tantos dominicanos sin juicio y sin corazón han vivido siempre conspirando contra la salud de la patria, hoy está enferma y necesita que todos a los que nos duele con el Patricio como estandarte retomemos el camino trazado por él y hagamos realidad de que nuestra patria ha de ser libre e independiente de toda dominación extranjera o se hunde la Isla.
Ser duartiano no es militar en una agrupación que dice ser abanderada de su pensamiento, es una conducta ante la vida y una práctica consecuente por y para la patria. La honradez de Duarte y su familia es el ejemplo que todo dominicano debemos seguir en el manejo de la cosa publica.
De la pluma de Alfonso Torres Ulloa encontraremos muchos juicios, algunos atrevidos, otros irreverentes, pero siempre planteados con franqueza y sinceridad y con el deseo de superar las dificultades del movimiento para seguir avanzando de la mano de Duarte.
Esta obra puede ayudarnos a comprender mejor la necesidad de la unidad y de retomar el pensamiento duartiano, para continuar su lucha hasta alcanzar una patria libre y soberana como él la soñó. Siento gran satisfacción por el honor dispensado de emitir estas humildes opiniones de este libro escrito por Alfonso Torres Ulloa, poeta, duartiano.

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