Mirando al cielo
implorando justicia
allí en el mar infinito
por los Cinco y por los diez
por todos los seres humanos que sufren
buscando con la mirada un nuevo horizonte
hay que erguirse y buscar en la raíz de nuestra historia la página perdida
que nos legó la dignidad y el nombre de Dominicanos
Duarte nos mira desde ese horizonte etéreo con la esperanza
de vernos contentos y felices e imitando su obra
la patria derrama lágrimas de impotencia
y quienes desgobiernan la nación manchan la pureza del Patricio
indultos a delicuentes de cuello blanco
y pobres diablos que se pudren en las cárceles
rueda la eticidad boschiana
y nada consuela una patria adolorida
vistiendo va un león un traje blanco y una corbata roja
mientras la agonía de Quisqueya
sepulta en vida a sus hijos sin apellidos
y en playas extranjeras el impostor vende discursos
vierte veneno y confunde a los extraños
y los suyos mueren en la desesperanza
muerden la inocencia
y abrazan al falaz engatusador
y Don Juan es la lejanía
y la vieja guardia boschita es el silencio y la impotencia
Euclides truena pero no cae la lluvia de la decencia, queda solo cuando la capacidad de asombro es una sombra...