El señor Narciso Isa Conde es un ciudadano dominicano. La trayectoria de su vida pública y privada está enraizada en la historia y la conciencia de nuestra nación.
Es un dirigente político de larga, notable y activa permanencia. Se ha caracterizado por la seriedad y la coherencia que exhibe frente a sus ideas, discurso y práctica. Es firme en sus convicciones y responsable en sus acciones. Hasta combatió con las armas en las manos en 1965 a la injusta invasión Norteamérica que malogró la vuelta a la constitucionalidad, la democracia y el retorno al poder del presidente derrocado en 1963, profesor Juan Bosch.
Hasta el doctor Joaquín Balaguer reconoció la inteligencia, preparación y valentía de Narciso, junto con otros jóvenes sobresalientes del Partido Comunista Dominicana (PCD) de entonces. Y las halagadoras palabras de Balaguer fueron pronunciadas mientras ocupaba la presidencia de la República.
Narciso, que había combatido políticamente aquel régimen de sangre de los doce años, continúo sus duras críticas. Ni se amilanó ni se dejó chantajear por fementidos elogios.
Narciso es un político a tiempo completo y de los pies a la cabeza. Vive de cara al sol. Sus actividades son conocidas por todos los que tienen ojos para ver y oídos para oír. No oculta sus intenciones ni la lucha que lleva a cabo para la construcción de la sociedad en que cree. Las proclama con la dignidad y el decoro que tanto les falta a muchos otros personajes. Por eso defiende sus ideas con los argumentos y la pasión del convencido.