Estar al pie o dentro de las ruinas, ensimismarse en ellas es situarse en los tiempos de la colonia; recordar la majestuosidad de las construcciones de la época.
Un pasado que se hace presente porque persiste la opresión, la discriminación y la cultura no se globaliza. Y el canto de los Curas sigue siendo el mismo canto de engatusar a los de abajo y de connivencia con los ricos. Su Dios solo sirve a los tutumpotes y en sus oraciones piden absolución de los pecados de Alí Babá y su Comité Político de Ladrones honrados. El país sigue dividido entre honrados y corruptos: ?Dónde están, Señor Ex Rector, los corruptos y dónde los honestos?
Con el dramaturgo aquél.... se sigue buscando un hombre honesto en las filas aberenjenadas....del patio de Quisqueya...
Testimonio de una época sin la tecnología para esas construcciones, es señal de que las mismas recaían en el trabajo de los esclavos. Portentosas las construcciones hoy sus ruinas son atractivos sin iguales para propios y extraños que andan turisteando por la ciudad primada.
Los turistas de fuera no se enteran de los chismes de patio ni de los niños que reciben clases bajo una mata de mango o de aguacate allí mismo en Haina, cuna del incumbente de Educación, pero hace tiempo que no pasa por allí ni se da cuenta que los diarios a diario publican el tormentoso murmullo que no deja oir a los estudiantes a profesores mal pagados y se atreve a decir el flamante Secretario que no tiene como invertir lo que por Ley corresponde a Educación. Melanio no quiere el 4% porque no sabrá qué hacer con tanto dinero... qué tupé tiene el Preval dominicano!
En sus portales y columnas se hizo poesía el ladrillo y el arte de los constructores en obra para todos los tiempos. Ahora las palomas habitan allí sonriendo con su vuelo inocente y en las manos de los que visitan los misterios encerrados pican el maíz.
Dolor de construcción aparte es un tesoro de la humanidad los vestigios de las magnificas construcciones; hay quienes plantean reconstruir las edificaciones, pero es mayor atractivo sus ruinas originales que sus fachadas antiguas reconstrruidas.
Es un arco que se eleva al claro cielo de Santo Domingo y se empina para beberse las nubes y apagar la sed centenaria.
El cielo siempre transparente de la ciudad primada de América nos invita a disfrutar una eterna primavera caribeña y con un jugo de caña caer de pronto, cámara en mano, por las ruinas que las adornan y recoger para el recuerdo sus imágenes veneradas de lo que fue que ya no es que quisiera volver pero que no puede ser y todo es un imaginario de miel, tiempo, sol y caña para un amor encendido en la ciudad primada, donde un beso es un verso y un verso es un beso y al final el amor nos lleva de sueño por sus calles de piedras y sus ruinas que no son ruinas...
Y en medio y al lado y delante de las ruinas la iglesia moderna serpentea con su presencia de convocatoria para una oración anticrisis y de hermandad, donde un cura que no es cura pero que se bebe las limosnas de los feligreses en jugos de mangos y cerezas conservando salud y juventud por los siglos de los siglos....
Ven a nuestra ciudad, abre sus puertas y pasa adelante, Santo Domingo también es tu casa, Mabel no te quedes, te esperamos..... Fotos y texto: A.T.U.