martes, 17 de noviembre de 2009

LAS ALIANZAS POLITICAS


Por Alfonso Torres Ulloa

El PCT me invitó a su V Conferencia Científica para discutir el tema de las alianzas políticas desde la concepción leninista, fue una interesante actividad, aunque pudo ser un evento trascendente en el sentido de reflexionar con el resto de la izquierda y sectores democráticos un tema vital, y más en la coyuntura que vivimos.

Sin alianzas la izquierda no podrá avanzar. No hay posibilidad de romper el cerco solos. Ni siquiera uniéndonos todos los de izquierda.

Hay que ser más realista, menos utópico, menos puritanos, se necesita mayor flexibilidad y sinceridad políticas.

Ni siquiera los partidos del sistema, que han gobernado y tienen fortunas y se benefician o tienen en su seno a individuos vinculados al narcotráfico y otras variantes del dinero rápido, pueden ir solos, pues tendrian dificultades. De ahí que si vemos al PRD y al PLD procurando alianzas con todo el que pueda sumar votos, no importa la cantidad.

El tema de las alianzas es vital, sin ella no hay futuro ni presente. Y para analizar el tema podemos adentrarnos en nuestra propia historia. Y claro que la experiencia de Lenin y del Partido Bolchevique son ejemplares, lo que es un buen referente. Pero invito a mirar adentro.

Y Alfonseca fue preciso en su intervención, al plantearnos la experiencia propia. Y es así.

Cuando miramos la inteligencia política de Juan Pablo Duarte encontramos la visión que tuvo desde 1834 sobre el particular. Lo primero que hace es vincularse al ejército haitiano y procurar que los jóvenes que se reúnen con él se incorporen, por un lado para prepararse militarmente y ganar confianza en las filas y neutralizar otros para los momentos decisivos.

Pero está la visión de Duarte de pactar con los reformistas haitianos, por eso envía a Mella a Puerto Príncipe a fijar una alianza con los opositores de Boyer.

Luego que cae Boyer entiende que llegó el momento de impulsar hacia dentro y se reúne con Manuel Joaquín Delmonte, un viejo funcionario y magistrado que no creía en el proyecto liberal de Duarte, y sabiendo que no lo convencería era preciso procurar neutralizarlo dándole a conocer sus planes y ¨demostrándole confianza¨. En efecto Delmente ve en Duarte y los Trinitarios a unos soñadores. Se reafirma como un haitianizado, pero no se atreve, por palabra, a traicionar a Duarte.

Acto seguido Duarte va al Este y se reúne con Ramón Santana, deja mensaje a Pedro Santana; y así busca alianzas con los sectores afrancesados, con los españolizados, en fín con todos los sectores que aún queriendo salir del Gobierno de Ocupación Haitiana no creen en viabilidad de la nación. Sólo Duarte y los suyos tuvieron fe.

Igual ocurre en los años de la Guerra Restauradora, hay que procurar alianzas; para salir de Lilís tienen que aliarse. Cuando la ocupación norteamericana de 1916 los sectores nacionalistas, intelectuales, fuerzas sociales y patriotas tienen unir esfuerzos para salir de la ocupación.

Y ese ritmo sigue para enfrentar a Trujillo. E igual frente a Balaguer. Pero el ejemplo más claro es el de abril de 1965 para la guerra patria.

Y un ejemplo claro es todo los esfuerzos que se hicieron en el 1973 para enfrentar la dictadura ilustrada de Joaquín balaguer, en la que el MPD tuvo en la disposición de pactar con el PQD; luego lo del Bloque de la Dignidad Nacional, con Don Antonio Guzmán y el PRD.

Y se damos una ojeada por la historia de Cuba, los movimientos de Centroamérica y otras experiencias nos encontramos que sin alianzas no hay camino. Claro una política de alianzas requiere flexibilidad en los principios, pues con una actitud rígida no hay alianzas; con ese criterio no avanzamos en las alianzas porque en el fondo de nuestra alma lo que queremos es que nos apoyen, ya que queremos que los otros asuman nuestros principios, objetivos y métodos.

Y así nunca conseguiremos alianzas. Buscamos la pureza ideológica y nos quedaremos cien años más gritando por el socialismo, por la democracia, por la justicia.... mientras tanto los capitalistas desalmados, los corruptos, los vende patria seguirán subidos en el palo.

Miremos hacia adentro y cambiemos de actitud; dejemos de insultarnos unos con otros; seamos más prudentes con nuestras propias diferencias; seamos tolerantes entre nosotros mismos e incluso con segmentos de potenciales aliados en la derecha política.

Hay aliados coyunturales, pero hay aliados estratégicos. Debemos saber maniobrar políticamente para trillar caminos de éxitos para los cambios políticos necesarios y posibles. Saludo la iniciativa del PCT, pero llamo a organizar ese evento con todos.

Dejo una cita de mi libro, segunda edición, ¨Duarte Reto de los Democráticos¨:

¨Hay dos niveles de unidad, en principio, el de las fuerzas llamadas de izquierda; que debe ser el primer paso, pues ello generaría o pudiera generar una actitud positiva al segundo nivel, el de los democráticos sin partidos (e incluso muchos, decenas de miles, que están en partidos de derecha esperando una propuesta viable y con empuje). El segundo nivel debe ser procurar que los democráticos sin partidos nos integremos a esa ola unitaria. Y luego seguir dando pasos o procurando otros niveles de unidad con fuerzas y grupos o con personas que sin ser revolucionarias tengan vocación de servicio a la patria o simplemente que quieran decencia en la vida pública o que entiendan que la soberanía nacional debe ser respetada. En este último aspecto Fidelio Despradel ha hecho importantes anotaciones.

Por supuesto se trata de trabajar por la unidad para un país mejor, no se trata ahora de meternos en la discusión del carácter de la revolución como cuestión previa.

Insistimos en que lo que debe unificarnos es la obra inconclusa de Juan Pablo Duarte. Lo nacional es crucial en esto y recurrir a la historia nuestra, a los símbolos del país, a la cultura y al folclor, a los valores propios es fundamental para avanzar en el camino de la liberación social, política y económica.

Seamos solidarios e internacionalistas, pero primero seamos dominicanos. Duarte es el camino. Disolverse en el continente no es el camino, seamos parte del mismo, pero hay que ser para estar. El primer paso es lo nacional, la soberanía, nuestra bandera tricolor. Para decirlo en un lenguaje gráfico y folklórico, caminemos juntos con merengues y sancocho. Y habichuelas con dulces.

El Padre de la Patria nos señala bien claro que: “El buen dominicano tiene hambre y sed de justicia ha largo tiempo, y si el mundo se la negase, Dios que es la Suma Bondad, sabrá hacérsela cumplida y no muy dilatado; entonces, ¡ay! de los que tuvieron oídos para oír y no oyeron, de los que tuvieron ojos para ver y no vieron.... ¡la Eternidad de nuestra idea! Porque ellos habrán de oír y habrán de ver entonces lo que no hubieran querido oír ni ver jamás”. (64)

Y ese es el reto que nos plantea Duarte a los dominicanos, sin distingo de color, religión o clase social, basta amar la patria y quererla soberana, independiente y digna para sus hijos.

Y en esto hay que entender que debemos trabajar por la nación, pues la nación somos todos los dominicanos como dijo Duarte, debe ser un proyecto nacional, por tanto empresarios y chiriperos caben en ese proyecto, que se excluyan los que no creen en la patria, en la nación, pero que se excluyan ellos mismos.

En este contexto el reto de los democráticos es asumir la iniciativa de convocatoria, pero sin apego a las determinantes coyunturales que marcan los procesos electorales del país y sin la presentación de candidaturas. El sector que tiene como cabeza visible al Dr. Guillermo Moreno (el Voluntariado Político) ha estado trabajando en esta dirección, pero el protagonismo aleja y se presenta como una barrera para el encuentro de los democráticos.

Y este sector de Moreno, o del que forma parte Moreno, está convocando desde Duarte, y la necesidad de que la actividad política tenga contenidos éticos. Y cuando Fidelio Despradel dice que la nación no solo somos la izquierda, tiene razón y de hecho eso arrastra un planteo interesante de ir más allá de la propia izquierda, pero eso hay que procurarlo desde la esencia duartiana que es la raíz que alimenta la nación y es la única que puede en esta fase unir a los buenos dominicanos.

El Voluntariado Político representa un segmento de los democráticos, que si no tuviera el germen de la candidatura en si mismo, pudiera reunir un abanico amplio de los hombres y mujeres honestos sin partidos del país e incluso arrastraría segmentos, grupos o sectores de los demócratas con partidos.

Naturalmente, no solo se trata del discurso duartiano para unirnos, no, mucho cuidado, pues otros caminan el país con ese discurso (Soto Jiménez, por ejemplo) pero no representa a los democráticos ni lo más sano del país y ese es un fenómeno que debemos discutir y es una lástima que sectores de la izquierda orgánica pensaran en asumirlo, lo cual es impensable, hay espacios que ni siquiera deben ser considerados, ese es uno.

Convocar desde Duarte a los democráticos sin condicionamientos previos, de coyunturas y candidaturas, ni personalismos, puede aglutinar un caudal de ciudadanía que nos colocaría muy por encima de cualquier formación política mayoritaria de cara a un certamen electoral; y eso puede barrer con el sistema de partidos tradicionales, de uno y otro bando. Claro, trabajando arduamente y sin apresuramientos de la campaña electoral más próxima; es trabajo a futuro.

La nación tiene 165 años de fundada y no se ha disuelto, a pesar de Santana, Lilís, Trujillo, Balaguer y Leonel, por tanto no se derrumbará en diez años más de agonía, de ahí que la izquierda democrática no tiene porqué apresurarse y puede trabajar con miras al mediano plazo.


Es trabajar sin prisa, sin pausas, pero con ojos puestos en la unidad sincera por la salud de la patria desde el corazón del Patricio. Con sus ideas y ejemplo.