SANEAMIENTO EN LA UASD Y DOCENCIA DE CALIDAD.
Amílkar Almánzar Cantisano.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo es la academia de educación superior más antigua, de más prestigio y con mayor matrícula de la República Dominicana. Es además, la única universidad pública del país, espacio en el cual miles de dominicanos y dominicanas buscan su progreso personal y el progreso del país a través de la educación.
La UASD es un activo de nuestra sociedad, y en la lógica de los sectores dominantes de la República Dominicana, este activo debe desaparecer. Debe desaparecer la UASD como espacio democrático y participativo, y como universidad pública, que brinda servicio actualmente a más de 170,000 estudiantes de todos los sectores del país.
Para las autoridades universitarias, la participación de los estudiantes en los organismos de co-gobierno es la piedra en el zapato para hacer todas sus fechorías. Las organizaciones estudiantiles son también un obstáculo para los planes privatizadores de la universidad.
Estas son las razones que explican la publicidad negativa que está recibiendo la UASD y en especial los grupos estudiantiles. Con la satanización de las protestas ocurridas en la sede central y en algunos centros regionales, y el supuesto hallazgo de armas en el campus universitario, el plan para eliminar a las organizaciones estudiantiles se va poniendo en marcha.
El jueves y el viernes pasado no hubo docencia en la sede central. Las protestas de los y las estudiantes motivaron la suspensión de las labores docentes, pero esa no es la primera vez que no tenemos clases. Perdemos docencia cuando llegamos a un aula que no tiene butacas y tenemos que salir por todo un edificio en busca de un asiento para poder tomar la clase dignamente. Cientos de estudiantes pierden clases diariamente porque no están los laboratorios de medicina en los centros regionales, ni los laboratorios de ingeniería en la sede. Hace dos semanas no pudimos tomar clases después de las 7 de la noche porque, en este país de las maravillas, se fue el servicio eléctrico y la planta de emergencias no tenia gasoil. Perdemos clases porque el profesor llegó tarde, o se fue temprano, o simplemente no fue, y como la Universidad prefiere descontarles esas horas al profesor en vez de hacer que las reponga, los y las estudiantes perdimos esas horas de alimento intelectual.
Los estudiantes de la UASD perdemos tiempo cada semestre cuando no encontramos la cantidad de asignaturas que necesitamos, porque no han sido previstas la cantidad de secciones que requiere la realidad de la universidad.
Las autoridades universitarias, en especial la ineptidud del Rector, son las verdaderas responsables de las horas de docencia perdidas en la UASD.
Si algo queremos los estudiantes y los grupos estudiantiles es docencia. Acusarnos de lo contrario es mentirle a la sociedad. Ahora, exigimos docencia de calidad, como la merecemos. Queremos aprender, pero no a costa de sumisión ni de mantenernos callados y calladas ante las cosas que vemos que están mal.
La educación está llamada a elevar el espíritu crítico de los seres humanos. Las autoridades universitarias hacen todo lo posible para apagar la criticidad en nosotros. Nos quieren callados y resignados a soportar todos los atropellos a los que somos sometidos. El tigueraje académico se ha adueñado de la UASD, y los mismos pretenden callar a todo el que los evidencie.
El movimiento estudiantil tiene el compromiso histórico de salvar la UASD y su legado social y cultural. Está en la obligación de continuar la lucha por una educación superior de calidad. Tiene el deber de impulsar un movimiento de saneamiento que haga de la Universidad “fanal de nuestra mente; de la conciencia, orientación; del vasto mundo aurea simiente; y de la patria religión”.
La UASD es un activo de nuestra sociedad, y en la lógica de los sectores dominantes de la República Dominicana, este activo debe desaparecer. Debe desaparecer la UASD como espacio democrático y participativo, y como universidad pública, que brinda servicio actualmente a más de 170,000 estudiantes de todos los sectores del país.
Para las autoridades universitarias, la participación de los estudiantes en los organismos de co-gobierno es la piedra en el zapato para hacer todas sus fechorías. Las organizaciones estudiantiles son también un obstáculo para los planes privatizadores de la universidad.
Estas son las razones que explican la publicidad negativa que está recibiendo la UASD y en especial los grupos estudiantiles. Con la satanización de las protestas ocurridas en la sede central y en algunos centros regionales, y el supuesto hallazgo de armas en el campus universitario, el plan para eliminar a las organizaciones estudiantiles se va poniendo en marcha.
El jueves y el viernes pasado no hubo docencia en la sede central. Las protestas de los y las estudiantes motivaron la suspensión de las labores docentes, pero esa no es la primera vez que no tenemos clases. Perdemos docencia cuando llegamos a un aula que no tiene butacas y tenemos que salir por todo un edificio en busca de un asiento para poder tomar la clase dignamente. Cientos de estudiantes pierden clases diariamente porque no están los laboratorios de medicina en los centros regionales, ni los laboratorios de ingeniería en la sede. Hace dos semanas no pudimos tomar clases después de las 7 de la noche porque, en este país de las maravillas, se fue el servicio eléctrico y la planta de emergencias no tenia gasoil. Perdemos clases porque el profesor llegó tarde, o se fue temprano, o simplemente no fue, y como la Universidad prefiere descontarles esas horas al profesor en vez de hacer que las reponga, los y las estudiantes perdimos esas horas de alimento intelectual.
Los estudiantes de la UASD perdemos tiempo cada semestre cuando no encontramos la cantidad de asignaturas que necesitamos, porque no han sido previstas la cantidad de secciones que requiere la realidad de la universidad.
Las autoridades universitarias, en especial la ineptidud del Rector, son las verdaderas responsables de las horas de docencia perdidas en la UASD.
Si algo queremos los estudiantes y los grupos estudiantiles es docencia. Acusarnos de lo contrario es mentirle a la sociedad. Ahora, exigimos docencia de calidad, como la merecemos. Queremos aprender, pero no a costa de sumisión ni de mantenernos callados y calladas ante las cosas que vemos que están mal.
La educación está llamada a elevar el espíritu crítico de los seres humanos. Las autoridades universitarias hacen todo lo posible para apagar la criticidad en nosotros. Nos quieren callados y resignados a soportar todos los atropellos a los que somos sometidos. El tigueraje académico se ha adueñado de la UASD, y los mismos pretenden callar a todo el que los evidencie.
El movimiento estudiantil tiene el compromiso histórico de salvar la UASD y su legado social y cultural. Está en la obligación de continuar la lucha por una educación superior de calidad. Tiene el deber de impulsar un movimiento de saneamiento que haga de la Universidad “fanal de nuestra mente; de la conciencia, orientación; del vasto mundo aurea simiente; y de la patria religión”.