sábado, 24 de abril de 2010

NOS QUIEREN QUITAR LA MEMORIA HISTORICA


O, NOS QUIEREN BORRAR LA MEMORIA HISTORICA?


HAMLET HERMANN

Nos quieren robar la memoria histórica

La conmemoración de otro aniversario de la patriótica lucha del pueblo dominicano, iniciada en abril de 1965, llega cuando tiene lugar un enfrentamiento permanente por la forma de interpretar el pasado. El poder político financia intelectuales para que ajusten el pasado a sus inmorales necesidades del presente. Peor aún, mientras sectores populares apuestan por el recuerdo objetivo de los acontecimientos, hay grupos de poder que invierten para que prevalezca la deformación o el olvido de lo mejor de nuestra historia. Fingen ignorar que la forma más perversa del olvido es aquella que trata de restarle importancia a las injusticias pasadas para, ahora, repetirlas con más vigor.

Para los narcisistas gobernantes del Partido de la Liberación Dominicana, Trujillo y Balaguer deben ser mantenidos como arquetipos del estilo de gobernar. Esto así, porque pudieron mantenerse por décadas con el control del estado en sus manos. Tratan de restarle importancia al crimen de Estado y a la corrupción administrativa considerándolas como históricamente inevitables. No es por otra razón que el presidente Leonel Fernández se ha convertido en el líder de los balagueristas, muchos de éstos profundamente involucrados en delitos contra el pueblo dominicano.

Ante el ejemplo presidencial, algunos funcionarios insisten en exaltar en sus obras escritas al tirano que fue Trujillo y al déspota que fue Balaguer como si los crímenes contra la patria hubieran prescrito. El doblez de la hipocresía y la mentira prevalecen en sus escritos. De eso se aprovechan algunos miembros de la familia Trujillo para glorificar la tiranía y colocarse en el centro del debate político medio siglo después del ajusticiamiento. Sientan así una cabeza de playa para posicionarse dentro del territorio dominicano y contribuir a tergiversar la memoria histórica nacional. Poco falta para que en República Dominicana se copie el método de los fascistas españoles que hoy acusan de prevaricación al juez Baltasar Garzón por investigar los crímenes de la dictadura franquista.

Por lo menos el presidente Leonel Fernández es más honesto al confesar que su arquetipo de gobernante es Balaguer, con “intercambios de disparos” y corrupción generalizada incluida.
Si no enfrentamos con seriedad los criterios antihistóricos del narcisismo gobernante y sus aliados más retrógrados, estaremos colaborando para que, por ejemplo, se plantee que el asesinato de las Hermanas Mirabal no fue responsabilidad del régimen. Con esa perspectiva histórica mediante, tampoco habría tenido lugar la criminal eliminación de los mártires de Constanza, Maimón y Estero Hondo ni de Los Panfleteros de Santiago.


Tampoco habría existido la criminalidad de Los Incontrolables ni de La Banda del balaguerismo. Sería como si las víctimas de los crímenes de la tiranía trujillista y del despotismo balaguerista no tuvieran importancia legal ni política. Sin dudas, lo primordial para el peledeismo gobernante son los votos que los de pasado cuestionable podrían proporcionarles en las próximas elecciones, no la preservación de la verdad histórica.

Ya que no logran consolidar el olvido, con la tergiversación de la historia las fortunas de los corruptos de hoy, enriquecidos al vapor, pasarían a registrarse como actividades empresariales lícitas, gracias al alcance internacional del narcotráfico. Lo mismo ha sucedido con las fortunas de los trujillistas y los balagueristas que fueron transformadas por el olvido en legítimas transacciones capitalistas.

Los diversos sectores de la sociedad dominicana nunca podrán lograr la reconciliación plena si se deja de lado la memoria histórica objetiva y cercana a la verdad. Nadie puede admirar, simultáneamente, al presidente Francisco Caamaño y a su asesino, Joaquín Balaguer, y salir incólume de esa perversidad. Nadie debía hablar del Héroe de Abril si, al mismo tiempo, exalta a los invasores estadounidenses y se considera su seguro servidor en el patio trasero. Tal desfachatez debe ser condenada por todas las fuerzas patrióticas y rechazar que las figuras de nuestros mártires más queridos sean utilizadas como maniobra electoral, llena de falsedades y tergiversaciones.

Si rescatamos la memoria histórica estaremos haciendo justicia al pueblo dominicano. Si olvidamos esa bella historia que hemos construido, la injusticia seguirá prevaleciendo. Los delitos contra la patria y contra la humanidad nunca prescriben. Son juicios abiertos que esperan ansiosos por la condena popular de los delincuentes de antes y los de ahora.